El mar está en calma. Después del tsunami de concienciación del día 2, el oleaje vuelve a ser el habitual. Olas que no llaman la atención de la la sociedad, tumbada en la orilla ajena de nuevo a nuestros problemas.
Vivimos el día 2 con una mezcla de tristeza y esperanza. Tristes por protagonizar una función que nunca imaginamos, pero con la esperanza de que el mensaje de aquel día atrapara a alguien ajeno al autismo.
Pero después del día 2, llega el día 3 y el 4 y el 5… y la concienciación cambia de campo de batalla, pero continúa: Del altavoz mediático, al parque, al centro comercial, a la escuela; De la televisión y las redes sociales, a la calle, al vecino, al conocido de un amigo… concienciación en todo caso, porque la batalla hay que librarla en todos los frentes para ganarle la guerra a la invisibilidad.
Y además de la concienciación, hay que seguir luchando por los derechos de las personas con TEA y de sus familias: La educación inclusiva, los apoyos en las escuelas, los casales de verano, las salidas laborales para los adultos, las becas, las ayudas a las terapias para que las familias no se arruinen, etc… porque los derechos, al alcance en principio de todos, son en realidad bienes por construir o no lo son.
El azul intenso del día 2 se ha transformado en el azul oscuro casi negro de siempre. Sin embargo, nosotros seguimos con una brocha de color blanco en la mano para lograr que el azul sea brillante el día 2 y los otros 364 días del año.
Put the internet to work for you.