La agenda escolar, esa libreta que hace viaje de ida y vuelta a casa cada día y en la que se suelen apuntar los deberes por hacer, las fechas de exámenes o las notificaciones de excursiones, de buen o mal comportamiento y de reuniones con el profesor; esa libreta que suele traer novedades rutinarias, se convirtió el otro día en el vehículo que contenía una imagen extraordinaria: En la foto se veía a Ares sentada, pintando con una destreza inconcreta, pero pintando al fin y al cabo, una cara en un mural rodeada de sus compañeros de clase.
Una imagen vulgar si queréis, que muestra un instante habitual en las escuelas. Y que sin embargo nos emocionó y nos hizo felices.
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