Ares determina el día a día. También las vacaciones, claro, que son un día a día más pausado, pero un día a día en definitiva. Este año hemos repetido lugar de veraneo por primera vez. Nuestro destino se encuentra lo suficientemente lejos de casa como para sentir que cambiamos de aires y lo suficientemente cerca como para evitar algunos riesgos, como por ejemplo, un vuelo, que puede ser tormentoso para Ares, para nosotros y para los otros viajeros; o un largo desplazamiento en coche, que es un problema para Ares y, por consiguiente, para la familia.
Hemos repetido también porque el año pasado Ares estuvo bien aquí y ¿por qué no iba a sentirse cómoda de nuevo?
Lo cierto es que las certezas con los niños de 3 años no lo son y con Ares lo son menos, pero los niños, y también Ares, siempre están dispuestos a sorprenderte. Para bien.
En un día, Ares se ha adaptado a los cambios, siempre tan delicados en estos niños: Ha entendido que la casa no es la suya, pero que va a serlo durante unos días; que los caminos que van al apartamento no son los de cada día, pero que no pasa nada por pasear por ellos; que en la piscina hay más gente que en la de casa, pero que puede bañarse sin problemas y que su habitación no es la suya, pero que hay que dormir en ella igual.
El fracaso o éxito de las vacaciones dependen, en buena medida, de Ares. Parece que el primer paso para que los días de descanso vayan bien ya lo ha dado :-)
Put the internet to work for you.