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1 feb 2015

Estimulación positiva: motivación, elogios, recompensas y contratos

En esta entrada voy a recoger las claves Generales así como incorporar diferentes ejemplos. Nosotros somos partidarios de la estimulación positiva. Por lo tanto, los elogios, la motivación, fortalecer la autoestima y las recompensas siguen siendo de gran importancia en nuestro día a día. Es importantísimo, por ello, conocer muy bien:
- Qué le gusta (reforzador) -
-Qué no le gusta
-Qué le interesa (reforzador y motivador)
-Qué le molesta (para evitar)

Cuando comenzamos, cada pasito que trabajábamos con Erik iba de inmediato "recompensado" con:
-Contacto corporal (abrazo, tocarle suavemente, dependiendo de la persona)
-Elogio Verbal: eres estupendo, qué bien lo haces, eres genial, muy bien
-Tangible: algo de comer que le guste, un juego, disfrutar sus intereses

Y más adelante con sistemas de puntos (economía de fichas, tableros de recompensas) y contratos, como hacemos actualmente. Sin olvidarnos nunca de hacerle sentir bien y elogiarle siempre.

Elogia a tu hijo. Siempre ofrece las recompensas con elogios (primero elógialo y luego dale la recompensa). Así motivarás a tu hijo para que vuelva a hacer la acción deseada. Habla con un tono de voz agradable.  Elogia el esfuerzo en vez del resultado. Esto incluye elogiar el que se haya esforzado por lograr la meta. Para tu hijo con autismo  tiene más valor el que reconozcas su persistencia y esfuerzo, y no el resultado. Recuerda que demostrar sinceridad y placer con las conductas apropiadas de tu hijo aumenta la frecuencia de esas conductas.

Establece un sistema de recompensas.Hay varias formas de hacer esto, pero los dos mejores sistemas de recompensas son:

•Crea una tabla de conductas en la cual la buena conducta se premie con una marca en la tabla. Si el niño tiene suficientes marcas en ella, recibe una recompensa.

•El sistema de recompensas con objetos es un sistema muy común que ya ha sido implementado. En esencia, se recompensa la buena conducta con algún objeto (etiquetas adhesivas, fichas, etc.). Estos objetos después se pueden canjear por recompensas.


Economía de fichas. Consiste en la aplicación de un reforzador positivo mediante un sistema de puntos.   Este reforzador puede ser entregado al niño a corto o mediano plazo

Aplicación efectiva de la Economía de fichas. La aplicación efectiva de un programa de economía de fichas requiere dos fases: una fase de implantación del sistema de fichas y una fase de desvanecimiento.
1. Fase de implantación:
•Seleccionar los reforzadores-objetivo, que se canjearán por las fichas obtenidas.

•Identificar las conductas-objetivo del sujeto o del grupo, que van a ser reforzadas.

Gracias a Elizabeth Déniz
•Elegir el tipo de fichas (puntos, estrellas, pegatinas) más apropiadas para cada grupo-niño/a: en niños más pequeños las pegatinas y estrellas son reforzadores simbólicos muy atractivos y motivantes, en cambio, con los niños mayores los vales canjeables o los puntos tienen mayor poder de motivación y poder de atracción.

•Especificar las condiciones de canje: nº de estímulos necesarios para conseguir el reforzador objetivo. Es muy importante atender a la edad del niño a la hora de establecer el cambio por el premio, cuando los niños son pequeños el número de estímulos debe ser pequeño o medio, a medida que se van haciendo mayores, o en los niños mayores el número de puntos para cambiar por el reforzador debe ser mayor.

•Elaborar un registro para las fichas donde conste el número de fichas ganadas, canjeadas, extraviadas y ahorradas. También en este caso hay que atender a las características y la edad de los niños, cuando son pequeños el registro debe ser grande (una cartulina), con colores y letras grandes. En cambio los niños mayores, no es necesario que el registro sea tan colorido, pero sí es imprescindible que esté muy bien explicado, bien ordenado y organizado.

2. Fase de desvanecimiento:

Tras la implantación del sistema de economía de fichas, se tiene que proceder a la retirada gradual del sistema de fichas. Esto debe producirse, cuando las conductas-objetivo que queríamos instaurar y fomentar se producen de manera habitual y constante, a modo de hábito en el niño, es decir, ya forman parte del abanico de conductas del grupo-niño/a.

Para conseguir retirar y desvanecer la técnica se pueden aplicar diversas estrategias:

•Aumentar el tiempo entre las entregas de fichas. Por ejemplo: en vez de entregar las fichas en el momento, se entregan al final del día o al final de la semana. Es importante hacer este cambio de manera paulatina, sin prolongar el tiempo en exceso, especialmente si son niños pequeños.

•Incrementar el criterio para la obtención de fichas. A partir de este momento, para conseguir el reforzador objetivo hay que combinar dos conductas-objetivos. Por ejemplo: para conseguir la ficha, ahora hay que completar una secuencia de tareas, que antes se premiaban de manera independiente y ahora el premio se obtiene si se realizan en una secuencia completa y correcta.

•Aumentar el número de fichas necesario para ganar los reforzadores de apoyo. Por ejemplo: para conseguir el objetivo ahora hay que conseguir más puntos o fichas que antes.

Todos estos cambios tienen que ser muy bien explicados al niño, para que no sean rechazados.

Cuestiones fundamentales de la técnica

Para que este sistema sea realmente efectivo es importante atender a las siguientes cuestiones:

1.Todo  pactados de antemano, de tal manera que el niño/a tenga muy claro cuál es el modo de operar correcto y deseable y cuál sería la manera incorrecta de operar.

2.Establecer los objetivos en función del criterio de edad del niño y las características de la meta: cuando los niños son muy pequeños o presentan una sintomatología muy marcada, es recomendable establecer objetivos y metas a medio plazo (no objetivos muy largos donde se requieran de una cantidad muy elevada de puntos para intercambiar) e ir incrementando el tiempo de latencia a medida que van haciéndose mayores.

3.Asegurarnos de que entienden el sistema, que saben utilizarlo y que tiene unas normas claras y establecidas . Una forma sencilla y muy práctica de saber si el niño ha entendido la técnica es pedirle que nos lo explique y comprobar así que ha comprendido la técnica.

Dale a tu hijo recompensas sensoriales. A veces, estas son más difíciles de administrar que otro tipo de recompensas, pero una buena recompensa es una que además promueve correctamente la actividad sensorial. Las recompensas pueden ser:

•Visuales. Algo que le guste ver al niño, por ejemplo, un libro, una fuente de agua, animales (los peces son particularmente eficaces)... las Botellas sensoriales.

•Auditivas. Música calmante, suave y relajante de instrumentos simples y suaves, como por ejemplo el piano, o cantar una canción.

•Gustativas. Estas recompensas incluyen otras cosas, no solo comidas. Incluye el poder probar diferentes comidas que le gusten (un surtido de frutas dulces, algo salado y cualquier variedad de algo que para tu hijo sea placentero).

•Olfativas. Haz que tu hijo huela diferentes olores y los distinga, por ejemplo eucalipto, lavanda, naranja o diferentes flores.

•Táctiles.  Cajas sensoriales, areneros, texturas.
 
Contratos conductuales: Preparar un contrato, negociarlo y pactarlo es una estrategia muy efectiva conforme nuestros campeones crecen. Vamos a ponernos con ello, y pronto espero subir algunos ejemplos.

Homme, señala 10 reglas básicas:

1.La conducta exigida debe ser sencilla, fácil y expuesta de manera comprensible, y la recompensa debe ser inmediata (cuanto más pequeño sea el niño, menor y menos simbólico debe ser el refuerzo).

2.La conducta deseada no debe exigirse de manera inmediata, sino que debe dividirse en pequeñas partes y debe trabajarse sobre cada una de ellas con un incremento progresivo de exigencias.

3.Las recompensas por cumplir el contrato deben ser muy frecuentes, aunque sean pequeñas. Además, deben tener el valor de informar de los adecuado o no de la realización, y de reforzarla. Puede pasarse progresivamente del refuerzo material al social (al principio pueden aparearse).
4.El contrato debe especificar las conductas por cuyo cumplimiento se recompensará y no establecer contratos basados en categorías o vaguedades como "ser más obediente", o "estudiar más".

5.Debe recompensarse el comportamiento adecuado después de que éste ocurra, nunca antes.
6.El contrato debe ser razonable, es determinante que el niño lo acepte, lo que implica que debe haber un cierto equilibrio entre la conducta exigida y los reforzadores. Un contrato injusto para una de las partes, genera tensión y agresividad. Un contrato impuesto, dificulta la autorregulación de las conductas por parte del niño y, por tanto, la retirada del programa.

7.Los términos del contrato deben estar claros: qué debe hacerse y cuántas veces.

8.El contrato debe ser honesto. No basta con que los padres lo refuercen al principio. Debe ser cumplido de manera constante y no descontinuarlo, alegando que el niño sólo hace lo que debe hacer.

9.El contrato debe ser positivo. Es importante que le produzca consecuencias positivas y no una retirada del castigo: Tareas aprendidas se aparean a situaciones agradables, favoreciéndose la motivación intrínseca.
10.Debe ser usado de manera sistemática y no sólo en ocasiones o periodos de tiempo aislados.




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